El proyecto busca preservar y actualizar una vivienda en un edificio modernista de Barcelona con más de 100 años de antigüedad.
La primera decisión parte de reconocer y valorar la tipología de vivienda existente y, a través de pequeños ajustes, potenciar sus cualidades. Para ello la intervención mantiene la disposición de las estancias, ampliando ligeramente el espacio del recibidor para flexibilizar su uso y facilitar que pueda acoger programas diversos.
Este espacio pasa a constituir el centro de gravedad de la planta, organizando accesos, recorridos y visuales a través de las distintas estancias. El espacio central se convierte en protagonista y elemento distribuidor de la vivienda, eliminando pasillos y aprovechando al máximo su superficie útil.
Desde una actitud de reaprovechamiento se busca recuperar y reorganizar los elementos existentes en la vivienda: pavimentos, puertas, ventanas… reutilizando al máximo los recursos disponibles para minimizar gastos y preservar su valor histórico.