En respuesta a un entorno en proceso de transformación de un uso industrial hacia uno de carácter más residencial, el proyecto propone una arquitectura que ponga en valor los espacios intermedios del edificio y el uso que se hará de ellos.
En planta baja, el acceso se plantea como una gran plaza semipública vinculada al pasaje y a la red urbana de ejes verdes. La plaza enmarca y potencia las visuales hacia la chimenea, que se convierte en protagonista de este espacio de acceso y socialización. El edificio ofrece así un espacio polivalente y amplio, capaz de acoger usos diversos: aparcamiento de bicicletas, espacio comunitario de reunión, zona de juegos…
Los espacios intermedios actúan como elementos estructuradores del edificio, matizando y potenciando la relación de las viviendas con el exterior. Se plantea una agregación con 5 viviendas por planta y un núcleo central, generando tipologías generosas y desjerarquizadas con buenas condiciones de iluminación y ventilación. Los espacios de circulación se entienden como espacios de relación comunitaria y bioclimáticos. Su tamaño y organización favorecen vistas cruzadas y buenos niveles de visibilidad e iluminación, consiguiendo así que sean espacios seguros e inclusivos.
Las viviendas son flexibles y adaptables a diferentes configuraciones familiares sin necesidad de obra. Todas las tipologías disponen de un espacio central polivalente, reconfigurable como sala de estar, estudio, jardín de invierno, sala de juegos, comedor… Este espacio bioclimático central organiza la vivienda y sus recorridos, estableciendo relaciones múltiples y diversas entre los distintos espacios de la tipología.